Nutrición

Nuestras células se alimentan tanto de lo que ingerimos como de nuestras emociones. Por ello es sumamente importante mantener una correcta alimentación y una hidratación adecuada (si quieres saber qué cantidad de agua debes tomar al día, puedes hacerlo a través de la calculadora de agua) acompañada de una gestión óptima de las emociones para no promover un ambiente tóxico en nuestro cuerpo.

Por lo que se refiere a la alimentación, una alimentación correcta es aquella que no aumenta el pH en sangre ni lo disminuye considerablemente. La enfermedad habita en un cuerpo donde el pH es excesivamente ácido debido a una incorrecta alimentación. Esto puede ser debido a un abuso excesivo de carbohidratos refinados, bebidas carbonatadas o azucaradas, al consumo de alimentos que nos provocan intolerancias al cuerpo o a una forma inadecuada de cocinar los alimentos. En ese ambiente acidificado es donde se origina la enfermedad ya que se produce un ambiente propicio para que hongos, bacterias y virus se reproduzcan y habiten en tu cuerpo.

En relación con las emociones, cualquier emoción catalogada como “negativa” si no se gestiona adecuadamente para poder liberarla, se queda enquistada, enviando esa información a las células. Por lo que si estamos tristes, enfadados o decepcionados nuestras células también lo estarán.

Y lo mismo sucede con las emociones socialmente catalogadas como “buenas”. Pero para entender las emociones, tenéis el apartado de Coaching donde os proporciono más información.

Todo nació de un propósito

Todo empezó cuando caí enferma. Me creía indestructible, pensaba que la enfermedad nunca iba a atravesarse en mi camino, que por muchas historias mentales que tuviese, mi salud estaba en perfectas condiciones. ¡Qué equivocada estaba! Un cuerpo con vida, está expuesto a la enfermedad. Y cuando sucede, empiezas a valorar la salud en todas sus variantes. Empecé a investigar y acabé apuntándome a unos cursos de metabolismo y seguidamente, a una formación de nutrición. Después de tantas horas sentada frente a la pantalla de mi ordenador entendí, que mi vida y mi salud estaban en mis manos y que si quería recuperarla tenía que hacer algo y reiniciar mis hábitos, transformándolos en saludables. Empecé a cuidarme, a alimentarme como es debido, a escuchar a mi cuerpo, a descubrir cuáles eran mis necesidades y a desintoxicarme por dentro y por fuera. ¿El resultado? Volví a recuperar la salud y la vitalidad, volvía a ser yo de nuevo.

Cuando acabé los cursos de metabolismo decidí compartir mis conocimientos para mejorar la calidad de vida de las personas y sanar enfermedades. Me di cuenta de que muchas patologías se originaban debido a unos malos hábitos (deshidratación, incorrecta alimentación, hongos…) y que muchas nacían de la mente y desembocaban en el cuerpo, por no decir la mayoría. Yo misma pude comprobar que cualquier desarreglo, puede sanar o mejorar si nos hidratamos, alimentamos y suplementamos adecuadamente. Solo se trata de saber escuchar a nuestro cuerpo.

¿Cuál es mi objetivo?

Quiero ir más allá y entender cuál es el desencadenante de tu patología o afección. En ocasiones, culpamos a las enfermedades o recurrimos al planteamiento erróneo de que nuestro cuerpo por alguna razón u otra ha tenido que fallar. De esta manera, nos estamos evadiendo de esa responsabilidad, cuando lo más probable es que nuestra alimentación o hábitos de vida tengan mucho que ver en nuestra condición.

Mi objetivo es entender qué es lo que haces mal y porque estás así y hacértelo saber para poder poner fin a todos esos malos hábitos y poder ayudarte. Te acompañaré en todo tu proceso, te haré tomar consciencia de la importancia de mantener una alimentación adecuada y consciente adaptándola a tus necesidades sin que tengas que pasar hambre y sin tener que eliminar por completo ningún alimento de tu dieta. Además, te recomendaré una suplementación adaptada a tu edad y a tu problemática y realizaremos una desintoxicación interna para limpiar el cuerpo de posibles hongos y parásitos que puedas tener.

Preguntas

Con un déficit de vitaminas y minerales no lograrás los resultados que quieres obtener. Las vitaminas forman parte del combustible del cuerpo pero los alimentos que consumimos no son suficiente para aportar al cuerpo las cantidades adecuadas que nuestro organismo necesita para funcionar correctamente. Por lo que es imprescindible tomar vitaminas, sobretodo cuando entramos en ciertas edades para evitar complicaciones y patologías. Es importante saber que se necesitan vitaminas de alta potencia cuando tratamos complicaciones severas o cuando nos encontramos con un caso de metabolismo lento y se necesita una ayuda para poder adelgazar de forma saludable y sin poner en riesgo a nuestro propio cuerpo. Las vitaminas de alta potencia son las dosis mínimas que nuestro cuerpo necesita para poder funcionar y que en ocasiones, cuando buscamos opciones para hacernos con ellas, no se encuentran en la dosis que necesitamos.

Es sumamente importante saber que debemos hacernos con vitaminas que contengan 50 miligramos o que no sean inferiores a 30 miligramos, ya que de esta forma no nos harán el efecto que queremos lograr en nuestro cuerpo.

Sí, todos aquellos vegetales que no contengan almidón, son recomendables. Los alimentos que contienen almidón son fáciles de reconocer ya que son alimentos que engordan y por lo tanto, debemos evitar si queremos perder peso. Un ejemplo de vegetal que contiene almidón es la patata o el calabacín. Los vegetales como las verduras y hortalizas son muy recomendables ya que son ricas en vitaminas, minerales y antioxidantes. Su alto contenido en fibra regula el tránsito intestinal y su bajo gasto calórico ayuda a mantener el peso y a combatir la obesidad.

Uno de los puntos más importantes a la hora de combatir el estrés es facilitarle al cuerpo un correcto descanso para poder reparar todas las funciones que residen dentro de nuestro organismo y que hacen que nuestro cuerpo funcione correctamente. Es importante tomar la suplementación adecuada y llevar a cabo una correcta alimentación que nos permita dormir profundamente, sin excitar nuestro organismo. Por ello, es muy importante controlar la ingesta de alimentos las horas previas a nuestro descanso.

Es muy importante el uso diario de una suplementación adecuada, como el magnesio (es importante que sea citrato de magnesio, ya que las otras variantes no son del todo eficaces por lo que no son absorbidas adecuadamente por nuestro intestino). El magnesio es un suplemento que ayuda a adelgazar, mejora la calidad del sueño, y combate el exceso de acidez corporal o estomacal. Este hecho se debe a que el magnesio es un mineral alcalino (contrario al ácido), por lo que ayuda a equilibrar el ph del cuerpo. El magnesio, juntamente con el potasio, son minerales que prácticamente van de la mano y que son altamente recomendables para niños diagnosticados con déficit de atención e hiperactividad, personas de edad avanzada, trastornos de ansiedad, patologías como la diabetes o la alta presión, dolores musculares, insomnio o metabolismo lento.

La dosis diaria se va subiendo de forma gradual, desde ½ cucharadita hasta un máximo de 3 cucharaditas según la tolerancia del cuerpo (tolerancia intestinal), haciendo dos tomas una por la mañana y una por la noche, diluidas en un vaso de agua a temperatura ambiente. Para las personas que lo utilizan para lograr conciliar un mejor sueño se debe consumir una hora antes ir a dormir.

Esto ocurre porque cuando una persona se encuentra en un estado constante de nerviosismo y excitación, el organismo recibe señales de que se encuentra en peligro y que por lo tanto, debe protegerse poniéndolo a salvo.

La manera de hacerlo y para lo que el cuerpo está diseñado, es para enfrentar esos obstáculos huyendo de ellos, es decir, corriendo o haciéndoles frente, es decir, luchando. Cuando esto sucede, las glándulas adrenales (son pequeñas glándulas que se encuentran en la parte superior de los riñones) producen un exceso de adrenalina y cortisol, que son las hormonas denominadas hormonas del estrés. En concreto, la hormona que hace que una persona acumule grasa, sobretodo en el abdomen, es el cortisol. Por lo que si una persona tiene como objetivo perder peso, se dificultará el proceso si no es capaz de poner paz y calma en su vida.

Una forma de detectar si una persona padece de estrés excesivo es observando la calidad de sueño.

Hay dos factores que determinan la diferencia entre una persona que adelgaza con facilidad y otra a la que le cuesta más trabajo hacerlo. Por una parte, tenemos la edad ya que no es lo mismo el estado metabólico en el que se encuentra una persona con 20 años que con 60. Este factor es debido a que el cuerpo, conforme va envejeciendo, va enlenteciendo proporcionalmente el metabolismo.

Otro factor determinante es la salud tanto física como mental de la cual dispone una persona. En ocasiones, no se toma conciencia y se desatienden las necesidades básicas del cuerpo durante mucho tiempo, empezando con la alimentación y la calidad de éstos.

Esto se debe a un exceso de alimentos ultraprocesados y poco recomendables a la hora de perder peso o de mantener un estado saludable, además de crear deficiencias en los niveles de vitaminas y minerales, problemas de estreñimiento, toxinas en el organismo, deshidratación, hipertensión, alergias, hongos, entre otros. Una persona enferma, a la cual le han recetado medicamentos para su condición, le costará mucho más adelgazar y tendrá el metabolismo más lento que una persona que goza de un buen estado de salud y no los toma.

El magnesio y el potasio son minerales que se encuentran en las verduras, las ensaladas y los vegetales pero la gente no come en proporciones correctas y es prácticamente imposible proporcionarle al cuerpo la dosis que necesita únicamente con la alimentación. Ambos tienen efectos tranquilizantes, antidepresivos, ayudan en la digestión, mejoran la calidad de sueño y disminuyen la presión, entre otros efectos.

Todas las sustancias que se ingieren tienen un efecto en el metabolismo. Cuando se ingiere la leche, el sistema la tiene que procesar y si trae efectos negativos, afectará al metabolismo y a la salud. La leche de vaca es procesada de forma mecánica y violenta, por lo que termina siendo una sustancia indigesta y dañina para el organismo. Esto es debido a que la someten a dos procesos violentos que deforman la molécula de grasa y la dañan, como lo son la homogenización y la pasteurización. Por este motivo, la población presenta intolerancia a la lactosa, debido a que el cuerpo no reconoce esa molécula de grasa debido a que ha sido procesada y manipulada industrialmente. Esta intolerancia a la lactosa puede producir gases e inflamación intestinal y además, estamos aportando al cuerpo un alto contenido de carbohidratos.

Otro problema que puede ocasionar la leche además de la lactosa, es una proteína llamada BSA (Bovine Serum Albumin) que crea alergias y afecciones respiratorias como asma, mucosidad o sinusitis. Para poder tomar conciencia y observar cómo reacciona el cuerpo ante esta proteína y si manifiesta alguna reacción alérgica, es necesario descontinuar la toma de leche y de sus derivados durante al menos tres días. Si las molestias desaparecen durante este período de tiempo, se debe sospechar de una reacción alérgica a la leche. Pasado este tiempo prudencial, volver a introducir la leche en la dieta y observar de nuevo la reacción del cuerpo ante este estímulo.

También es importante conocer el ambiente donde se recoge la leche de vaca, ya que por lo general, las someten a cuidados intensivos para que no enfermen, inyectándoles antibióticos y tratamientos hormonales que posteriormente son ingeridos por el organismo.

La leche natural y regular es medicinal. Las personas con cáncer si beben leche fresca les puede llegar a curar.

Las leches más popularizadas son la leche de almendras ya que es muy recomendable por su bajo contenido en carbohidratos y su versatibilidad para tomar y cocinar.

Otra forma de leche saludable es la leche de coco debido a que es baja en carbohidratos y a que no tiene ninguna propiedad negativa para la salud.

Hay otras formas de leche que están tomando popularidad como la de alpiste o la de cáñamo, que también son bajas en carbohidratos. Por último, las leches de anacardo y arroz, no tienen ningún efecto dañino para la salud pero son altísimas en carbohidratos, por lo que son indicadas para aquellas personas que quieran ganar peso o masa muscular.

Es muy importante hacer ejercicio físico ya que forma parte de un conjunto de hábitos saludables, que contribuyen al correcto funcionamiento del organismo. Hacer ejercicio no solo hace que una persona logre un aspecto más tonificado y saludable, si no que además promueve la producción de energía y disminuye la debilidad muscular y el cansancio, además de facilitar la conciliación del sueño por la noche.

El tiempo aconsejado para realizar ejercicio es de entre 30 a 45 minutos, mínimo 3 días a la semana. Este dato se basa en que durante los primeros 20 minutos, el cuerpo únicamente utiliza la glucosa disponible en el cuerpo como fuente de energía y después de ese tiempo, el cuerpo empieza a utilizar las grasas. De manera que si el propósito de una persona es adelgazar, deberá hacer más de 20 minutos de ejercicio para poder llegar a oxidar las grasas del cuerpo y poder cumplir su propósito.

Es importante no excederse con el ejercicio, es más importante la duración y la constancia, que la intensidad de éste.

Es imprescindible recordar que lo importante no es bajar de peso, si no adelgazar, ya que estos dos conceptos no tienen nada que ver. Adelgazar implica reducir la grasa y bajar tallas de ropa. Es muy normal que al empezar a ejercitar el organismo la masa muscular aumente, pero al mismo tiempo se producirá un descenso de la grasa corporal y una reducción de tallas que se traducirán en un cuerpo más delgado y tonificado. Por este motivo, no hay que obsesionarse con la báscula, ya que todo proceso requiere tiempo para poder ver resultados.

Si se consume carne roja en exceso puede afectar o impedir la pérdida de peso debido a que contiene una sustancia llamada ácido araquidónico, que evita que se eliminen las grasas que se acumulan en el organismo, además de fomentar el riesgo de inflamación, enfermedades cardiovasculares y cáncer. Si se produce un consumo habitual de carne roja, se puede suplementar con aceite de pescado EPA/DHA que neutraliza este ácido, eliminando consigo todos los efectos negativos que esta proteína nos proporciona. Además, la carne roja es difícil de digerir por su alto contenido en grasas saturadas y proteínas, por lo que es más recomendable comer carne blanca como pollo, pavo o pescado.

Es recomendable evitar los aderezos comerciales que contienen azúcares y consumir aderezos que nos ayuden a acelerar el metabolismo como el limón, el aceite de oliva y el vinagre. Hay que tener en cuenta que si hay sospecha de que pueda haber sobrepoblación de hongo candida, no se debe consumir el vinagre, ya que este favorece el ambiente interno para la reproducción de este hongo, por lo que sería preferible usar limón.

El alcohol es un diurético que aumenta la eliminación de orina, por lo que expulsa el agua del cuerpo y deshidrata el organismo. Además, aunque tiene muy pocos carbohidratos, provee al cuerpo una fuente de energía que es muy fácil de utilizar. De esta manera, el cuerpo prefiere eliminar esta fuente de energía ya que es mucho más fácil de quemar, que las grasas acumuladas en nuestro organismo y que se usan como reserva energética cuando nuestra glucosa en sangre disminuye. El alcohol en si no engorda, pero evita que el cuerpo queme las grasas acumuladas por lo que dificulta el bajar de peso. Otro dato importante y a tener en cuenta, es que el alcohol destruye una enzima llamada lipasa que es la que el cuerpo usa para destruir las grasas.